viernes, julio 30, 2004

Relato después de la siesta

Su cuerpo oscuro, de obsidiana se paró frente al espejo. Apenas pudo rozar sus pechos. Los pezones ya erectos. Su cuerpo se fue desdibujando en la mirada de la otra. La otra la toma, la come, la chupa, la desarma. Juego de puzzle, de amor, de eterna paciencia.
Sus cuerpos dados vuelta; grupas húmedas; figura del yin y del yang. Pero dos mujeres. Dos océanos. El cuerpo, el lechoso, se fue armando frente al espejo, pero se fue despojando de su verguenza. De su primera vez lanzada al eco del otro cuerpo.
Pero supo tomar, dar, comer, chupar, rozar, tiznar de sangre la grupa, la entrepierna, los labios. Las comisuras más abiertas. Las sonrisas.
Los besos unidos. Unicos, en delirio, las dibujan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

un poco porno, no? xD

Anónimo dijo...

ME ENCANTO
TIENE MUCHO EROTISMO

UN VERDADERO PACER AVERTE VISITADO


UN BESO
FLOR.........